Soltar…eso que cuesta tanto, eso que un día te obliga la vida a hacer, sin previo aviso, sin haberte preparado, sin haber pensado en cómo soltar: expectativas, planes, ideas, trabajos, hobbies, sueños, sentimientos…No, yo no quería soltar…Pero el cáncer te enseña, y aunque al principio da miedo, luego se convierte en algo liberador, casi diría esperanzador…Porque cuando ya no hay nada de lo que antes te sujetaba, entonces se abre un nuevo sentimiento, una nueva mirada hacia todo, un no pensar en cuanto durarán las cosas ni las personas, un ESTAR en ese momento…

SOLTAR cuesta, pero es un ejercicio que he incorporado a mi vida, cada vez que me veo agarrándome a algo…lo suelto…Y CONFÍO…