Ya hace tiempo que intento no juzgar las cosas como “buenas” o “malas”, primero porque algo que, a priori, no parecía bueno luego podía serlo, y al revés…y sobre todo, porque con el paso de la vida me he dado cuenta de que la misma cosa o situación, vista desde distintas perspectivas o por distintas personas, puede percibirse de manera totalmente diferente.
Con el comienzo del año, en casa, empezamos a recoger en un bote de cristal todos los eventos o cosas “buenas” que nos iban pasando, para al final del año abrirlo y releer todo eso que nos había sucedido a lo largo del año…Es una bonita manera de hacerte consciente de la cantidad de cosas buenas que suceden a diario y dedicarles un tiempo también de agradecimiento. Durante estos meses he escrito, casi a diario, algo de lo que me iba sucediendo. He incluido, de manera deliberada, vivencias muy de la rutina diaria como: comerme una manzana, ir a trabajar un domingo, o hablar con una amiga por teléfono y otras situaciones que pudieran no parecer tan “buenas” como cuidar de un paciente en los últimos días de su vida ….Mi intención es que, cuando leamos las notas a final de año, sobre todo mis hijos, vean que cantidad de cosas hay en nuestras vidas, que al final no deberíamos de calificar como buenas o malas, sino simplemente… vivencias, experiencias, aprendizajes…
Este fin de semana les hemos contado a los niños que a mamá el lunes la tienen que operar, y pasará unos días en el hospital para “arreglarle la cicatriz”, sin entrar en mucho detalle sobre lo que me van a hacer, porque al final, como ya me demostraron otras veces, a ellos eso no les preocupa ni les interesa demasiado.
Esta vez Nadia (10 años) se ha mostrado más preocupada por si me iba a doler y cuantos días estaría fuera de casa. Su reacción ya se va pareciendo más a la de un adulto…
Pero Leo (5 años) casi no me ha dejado terminar la frase “para arreglarme la cicatriz” y ya me estaba pidiendo:”¡¡MAMÁ, MAMÁ…bájame el bote de las notitas que quiero escribir una!!!
Y esto ha sido lo que ha escrito (foto), os lo traduzco porque Leo está aprendiendo ahora a escribir y somos pocos los que le entendemos: “Van a arreglar la cicatriz de mamá, que bien, ya estará más arreglado”…El mismo evento que a su hermana le había producido temor, incertidumbre…el lo había percibido como algo “bueno”!!! Leo…yo de mayor quiero ser como tú!!
Y así es… ni “bueno” ni “malo” ni todo lo contrario….
Un abrazo muy fuerte a todos, hasta pronto!