Porque detrás de la protagonista, de una historia no elegida, hay un actor secundario que en silencio y en un segundo plano, con sus manos va sujetando otras manos…
Entre pasillo y pasillo, esperas infinitas, nervios en el estómago, buenas y malas noticias…
Allí están siempre esas manos, sujetando con fuerza las mías…
Esas manos que conocen la verdad del día a día, las preguntas sin respuesta, la incertidumbre compartida, las miradas que me dicen: » todo es posible, confía en la VIDA»…
Esas manos que sujetan cuando la oscuridad de la noche se convierte en enemiga, aprietan fuerte diciendo: «agárrate a mí, agárrate a la VIDA «…
«En la salud y en la enfermedad», susurraron nuestros labios…
“Todos los días de mi vida», me dijiste mientras sonreías…
“Hasta que la muerte nos separe»…
Y en ese mismo instante nuestras almas se abrazaron: «A nosotras ni la muerte, porque el AMOR no se termina con la VIDA»
Gracias AMOR…
Por todas esas manos que sujetan otras manos